ad sidera visus

El  libro, que con este título ha escrito el Profesor dela Universidadde Navarra  Juan Fernando Sellés tiene los siguientes capítulos:

La retórica filosófica; el culturalismo; la democracia intelectual; la libertad sin verdad; el escepticismo; el emotivismo; el relativismo; ética sin religión; la suficiencia engreída; la rivalidad envidiosa; el fideísmo; la pereza mental.

Los temas de estos capítulos me parecen de interés, pero son expuestos a nivel filosófico y por tanto superior a mis  “entendederas”.

 

A mi parecer los “riesgos actuales”, a los que hace referencia el autor, los presentan los “pensadores”, no la Universidad.

A continuación recogeré algunos puntos de cada uno de los capítulos

La retórica sofística:

Oscar Wilde señaló: “No conozco a nadie que hable tanto y diga tan poco”:

Lo que era excepcional en su tiempo, hoy parece muy extendido en el ámbito intelectual

Se tiende a buscar un término medio entre el “si” y el “no”, para no ser considerado dogmático o prepotente

La mayor parte de los discursos actuales más en cuestiones de método que en los temas de fondo.

El hombre es filósofo por naturaleza

No puede ser que la filosofía que ha sido la reina de las demás durante tantas centurias desaparezca.

Las épocas de crisis filosófica se deben a que los pensadores se dedican a temas periféricos en lugar de atender a los centrales

En el Medievo se llamaba razón superior a tratar de asuntos altos e importantes,

Razón práctica tratando temas que el hombre tiene en sus manos y puede cambiar

Según Ortega: “Nada tiene sentido para el hombre, sino en función del porvenir”

Sin futuro no cabe esperanza y sin ésta el hombre es un muerto en vida.

La mayor parte del pensamiento contemporáneo no indaga acerca del origen o fundamento y rehúye el destino humano

Las crisis no se superan relegándolas al olvido sino enfrentándose con sus problemas y buscando soluciones

No faltan soluciones, hay pocas cabezas y las que hay no surgen.

La crisis en el pensamiento repercute en las personas y por tanto en la sociedad

 

 

El culturalismo.

El  “pensar” es superior al “hacer”, ya que es previo y condiciona la posibilidad del hacer. Además el pensar es más  esencial para el hombre que el producir

El pensar mejora inevitablemente a la razón, pero la cultura externa no. La cultura no pertenece a la esencia humana

Los productos culturales los hace el hombre; en cambio, las verdades no las hace sino que las descubre  Ahora bien, no todo lo pensado tiene el mismo valor

El pensar humano se da en presente y es claro que no se hereda

La cultura se encuadra en el ámbito del pasado. La cultura sirve al hombre para su futuro

Los medios culturales no son necesarios, la cultura es convencional y simbólica.

La actual tendencia a la uniformidad cultural provoca una sociedad masificada

El pluralismo cultural parece opuesto a la tendencia unificante del saber

El aprecio por el saber siempre ha sido de pocos.

Todo medio cultural está sometido a la falibilidad, en cambio, la verdad no lo está

Clásico es afirmar que lo cultural es externo, mientras que lo pensado es interno

Sostener la primacía de lo cultural sobre cada hombre comporta aceptar la despersonalización del hombre, viene a ser una especie de idolatría

El culturalismo prima al hombre por su acción, en su obrar, mientras que anteriormente se ponía el distintivo humano en el ser

De este planteamiento viene a considerar al hombre por sus obras materiales y se establece la ética “consecuencialista” o de resultados.

“El hombre se hace haciendo”, puro materialismo, Marx

La cultura se forma con la razón práctica Pero si todo es razón práctica, no cabe la metafísica o búsqueda de los fundamentos reales, el sentido personal y su apertura a la trascendencia

Como lo humano se corresponde afectivamente con los productos culturales, sentimientos sensibles. La sociedad del culturalismo tiende a ser sentimental

Aristóteles decía que la música no es para quien la compone sino para quien la escucha. Si la música es para quien la escucha, la cultura es para el que la piensa.

La cultura se debe subordinar al pensar.

El hacer es para saber, el hacer por hacer carece de sentido

La cultura debe servir a la ética. A su vez la ética debe subordinarse a la antropología de la intimidad. No mantener esta subordinación es relativismo

La filosofía es amor a la sabiduría. La cultura como aprecio a lo elaborado

 Democracia intelectual   

No hay democracia intelectual, ya que existe un orden gradual de las jerarquías

En  este capítulo se presentan las relaciones entre conceptos diferencias y preeminencias.

Tolerancia o dogmatismo relativista. El pensamiento democrático no admite que todas las opiniones tengan el mismo valor

La actual y dominante opinión es el conformismo “todo vale lo mismo”

Hay una relación entre sustancia y accidente. La sustancia viene a ser la composición interna, accidente es el aspecto externo. Las cosas ocupan un espacio limitado, el tiempo es intemporal

En la comunicación el escrito es inferior al de viva voz

Entre las formas  de gobierno se dan diferencias: unas arbitrarias y otras beneficiarias

En cuanto a la educación hay una preeminencia de la educación en la familia sobre la de la escuela.

Distinción de los bienes mediales y final. No todo es “igualmente” bueno, pues uno el final, o último, en alcanzar y a satisfacer, mientras que los mediales no son más que medios por aplicar.

Diferencia notable encontramos entre las potencias del espíritu y los sentidos del cuerpo

De lo dicho se sigue que, se quiera o no, hay semejanzas, distinciones y eminencias en todos los campos.

Libertad sin verdad

En los discursos se ha propuesto a la  verdad como norte de la libertad

La libertad es la actividad del espíritu humano que tiene como norte a la verdad

El trabajo universitario tiene por fin la búsqueda y transmisión sincera de la verdad que alcanza el saber superior

Una mal entendida tolerancia va echando progresivamente de su sede universitaria a la verdad

Se repite: el que lee disfruta, mientras que el que estudia aprende. El estudio requiere centrar más la atención que la simple lectura. El primero favorece el pensar, reclama centrar la atención y ello pide serenidad y ponderación. Estudiar es la actividad consistente en la búsqueda atenta, metódica y amorosa de la verdad: Amar la verdad no es todavía poseerla. El fin del estudio es encontrarla

A las verdades superiores corresponden estudios superiores, universitarios

Pierde su identidad una universidad  que no facilite el estudio confiado y amable de la verdad. Si se tiende a emplear más tiempo en otras actividades, útiles e incluso necesarias, que no sean el estudio difícilmente será universitario el trabajo en la universidad.

El estudio es medio su fin es la verdad.

Se puede definir al hombre como el buscador de la verdad

Lema del cardenal Ratzinger es “Cooperador de la verdad”

El peor enemigo de la verdad es la ignorancia

Esta puede ser culpable o inculpable. La primera reviste mayor gravedad

Hoy día la ignorancia culpable tilda de dogmatismo a quien defiende la verdad evidente. No es soberbia, vanagloria, fanatismo declarar la verdad 

El error oscurece la inteligencia y perjudica a la voluntad

El error se puede presentar descaradamente, en la calle y con facilidad o bajo ropajes de verdad, en la universidad, que hay que contrarrestar con el estudio

La mentira es una verdad a medias, esconde parte de la verdad, implica insinceridad, fingimiento, encubrimiento, engaño, fraude, astucia e hipocresía

Los pensadores medievales distinguían entre verdad y verosimilitud:

La primera alcanzaba la razón teórica, la segunda era tenida como objeto propio de la razón práctica

La razón teórica no solo era superior a la práctica sino condición de posibilidad y fin de ésta.

Shakespeare escribió: No hay cifra que pueda hacer que la verdad sea más o menos verdad. Pensamientos actuales se ciñen en exclusiva a la verdad `práctica

Ante verdades de tipo evidente no se debe transigir.

La transigencia es manifestación de no tener la verdad.

 Lo que es verdad, lo es para todos y siempre La verdad evidente no está sometida a los hombres, ni al tiempo ni al espacio. Lo temporal es discutible

La verdad no se reduce a la verosimilitud y menos aún se subordina al interés.

Nuestro mundo universitario parece atacado de confusionismo, mezcla de error y verdad. La confusión estriba en que se ignora lo que se debería saber, y se sabe lo que se debería ignorar

Agentes nocivos contra la verdad junto al confusionismo tenemos:

El escepticismo, el indiferentismo, el fanatismo, el partidismo, el materialismo, el laicismo, el conformismo, el sensacionalismo, el sentimentalismo, el existencialismo, etc. Una libertad aislada de la verdad va sin rumbo por la vida...

Sin un amplio “curriculum” uno parece carecer de prestigio, que se sirven de conferencias, reuniones para resolver problemas, publicaciones e incluso  dominio de idiomas

La verdad más íntima del corazón es la apertura a la trascendencia divina.

Todos estamos obligados a buscar la verdad sobre nuestro destino humano

El cardenal Ratzinger escribió: “al hombre le preocupa lo  impenetrable del futuro hacia el que se encamina”.

Por eso la religión se puede considerar como el mayor esfuerzo de búsqueda humana de la verdad más alta. Un ambiente de subjetivismo se encuentra en  la universidad.

La misión de la universidad es encontrar y presentar la verdad.

Hay que distinguir el error de la persona equivocada.

Al primero hay que combatir con tenacidad; al segundo exponerle sus errores. 

Las verdades no se han de decir en todos los tiempos y lugares, pero siempre se precisa saber decir.

El escepticismo.

El escepticismo duda de la verdad,  descarta su búsqueda y cae en la perplejidad o en el pesimismo. Se limita a tareas ligeras, convirtiéndose en el  pensamiento corto, es la “crisis del sentido de la vida”.

El escepticismo es un agnosticismo de fondo sobre lo divino

Para el  relativismo todo es relativo, no hay una verdad

Se hace frente a estos pensamientos mediante el paciente estudio’. Decir paciente es como decir con esperanza. Acorde con el hombre es crecer cognoscitivamente siempre

El emotivismo

El emotivismo se adquiere al obcecarse en perseguir en directo los sentimientos sensibles

El emotivismo es una enfermedad adquirida, progresiva, ofuscante, contagiosa e incurable

Los sentimientos de nivel sensible se llaman emociones, para los antiguos pasiones. Entre estos encontramos: el placer y el dolor; el sosiego y el temor; el frenesí y la frialdad; la ternura y la dureza

Los sentimientos de nivel intelectual tenemos: la admiración y la perplejidad; la facilidad y el embotamiento; el optimismo y el pesimismo; el entusiasmo  y el estupor; el interés y el aburrimiento.

Los sentimientos de nivel volitivo son: soltura y opresión; dureza, vulnerabilidad; calma y  terror; exaltación y hastío; seguridad  e incertidumbre; empatía y antipatía.

En nuestros días la inteligencia y la voluntad padecen atrofia, relativismo; mientras que el sentimiento sufre hipertrofia. Esto favorece que, entre las diversas vertientes intelectuales, prevalezca  solo una, la técnico-productiva.

El sentimental se ciñe de ordinario a las emociones sensibles, a las más básicas y fácil de conseguir (alcohol, drogas). El abuso en la comida lleva a la histeria, la bebida al alcoholismo, los estupefacientes a la nulidad mental

Se puede decir que el emotivismo es  una especie de vitalismo que desconoce la afectividad del espíritu.

Las instancias educativas personalizadas (familia, escuela, universidad) se sustituyen por medios de comunicación impersonales, con una carga emocional excesiva ante estímulos insignificantes. La hipertrofia de publicidad, el abuso de programas de entretenimiento, ponen un énfasis exagerado para atraer la atención del espectador e inhibir su intelecto ante temas de fondo y fomentar la indiferencia ante asuntos trascendentes. Esta reiterada actividad coloca las emociones a flor de piel y las explota, a la vez que trivializa los afectos del espíritu.

Tras despersonalizar a los hombres, marionetas que ríen y lloran sin control, pasando de la exaltación al decaimiento.

Los errores prácticos que minan nuestra sociedad (divorcio, aborto, partidocracia, etc.) denotan que el hombre mira más al presente que al futuro, es decir, deshumaniza

Decía Aristóteles: “la retórica se emplea para persuadir los sentimientos de quienes no piensan”

Nuestra juventud está cansada porque no encuentra en el sentimiento sensible lo que debería buscar a través de instancias superiores: la felicidad.

No están exentos de culpa quienes les han educado, pues no han sabido enseñar la afectividad equilibrada, la búsqueda intelectual de la verdad, la norma derivativa de la razón práctica, la fortaleza de la virtud, ni la búsqueda del propio sentido personal

Se busca más el placer que a las personas, entrando en la soledad de dos o más en compañía. Se cambian los afectos humanos sensibles por animales de compañía

La juventud sentimental, aún congregada en grupos, es individualista.

La soledad del yo es el sello de un pesimismo interior que busca remedio en sucedáneos externos.

El sentimiento es una realidad útil para actuar o dejar de hacerlo, pero no para actuar según verdad o error

Buscando el sentido personal se eleva nuestra intimidad personal, nos personalizamos

El hombre puede controlar sus actos no sus sentimientos

Esta sentimentalidad superficial es típica de nuestra sociedad de consumo, que tiene tanto de consumo como poco de sociedad. El consume no aúna sino que disgrega

La afectividad descontrolada aniquila el pensar

En resumen, a  los jóvenes universitarios les sobran fiestas, movidas, espectáculos, películas, celebraciones, respuestas emotivas fuertes ante realidades menudas y efímeras  

El hombre tiene más capacidad de trabajo que de placer. Si se invierten los papeles, el hombre se deshumaniza        

Uno se encuentra dichoso con los amigos que lo son de verdad

La amistad bien vivida nos permite saborear la vinculación entre las personas

La justicia practicada nos permite notar que los fundamentos de la realidad son estables

La prudencia hecha vida nos permite percibir afectivamente que todo hombre puede humanizar sus facultades

Afectos del espíritu son: la libertad personal, el conocer y el amar personales

En resumen:

Sin afectos la vida es gris, pero hay que ordenar nuestra afectividad

Los sentimientos (emociones sensibles, sentimientos de la inteligencia o de la voluntad, estados de ánimo, afectos del espíritu)  pueden ser positivos o negativos.

La emotividad descontrolada es una pérdida del sentido personal

Las personas que responden a su sentido personal tienen una vida sentimental más rica y matizada

El relativismo.

El relativismo condiciona todo a las relaciones y descarta lo absoluto.

Campos del relativismo son, entre otros: ético,  social,  histórico, cultural, metafísico, antropológico, religioso

El relativismo ético, o flojera, indica que la clave de la ética reside en la voluntad.

Por eso el relativismo ético suele ser voluntarista.

El relativismo social indica relajación, porque la clave del crecimiento en la sociedad es conseguir mejores ciudadanos, que se alcanza educando en las virtudes.

Sin virtud no hay mejora ciudadana.

Sin ésta, la sociedad se corrompe. En esta tesitura cada uno va a lo suyo disgregando la sociedad.

El relativismo histórico es también indicio de dejadez, ya que la interpretación de hechos es cuestión de gustos, prescindiendo de estudios y análisis.

El relativismo cultural es indicio de pereza mental al no esforzarse por analizar los pensamientos de unos y otros

Los relativismos metafísico, antropológico y religioso son indicio de lo que los medievales denominaban “acidia espiritual”, una tristeza profunda que invade la intimidad del corazón humano, que no afecta a la esencia humana, sino al acto de ser

Se cede al relativismo cuando se absolutiza lo relativo.

Ética sin religión.

La universidad es un escenario que asume cierta ética, una ética sin religión.

La ética forma parte de la esencia humana, y la esencia humana se abre a Dios a través de la inteligencia, de la voluntad y del hábito innato al que los medievales llamaron sindéresis

La inteligencia se abre a la búsqueda de poseer una verdad irrestricta, lo que indica religiosidad

La voluntad  se abre a la divinidad, es decir, a la religión.

Como la ética carece de norte sin la luz del acto de ser divino, no cabe la ética fundada sin religión. La ética es de la esencia humana.

La antropología trata de la religión natural en el ámbito del acto de ser. Por tanto, si la ética no puede desvincularse de la antropología, no cabe ética sin religión

Las bases de la ética son los bienes, las normas y las virtudes. Las virtudes están por encima de las normas y éstas d los bienes. La acción humana tiene bases éticas

Los medievales distinguían entre “agible” y “factible”, acción ética y acción productiva. Esta distinción es artificial pues toda acción transformadora consciente es previamente ética.

La acción no debe ser entendida como el mero actuar a la búsqueda de resultados, “consecuencialismo”.

La acción humana es medio, no fin. La acción humana es aportación, primero acepta y luego da de lo recibido

Aristóteles señaló que la virtud no está en los libros, sino en el hombre virtuoso

Uno es siempre beneficiario o víctima de su acción

La ética es para la libertad, no la libertad para la ética

Si la raíz de la ética es la intimidad personal y ésta no es un invento propio, sino que depende de Dios, la ética debe quedar referida en última instancia a Dios

Víctor Hugo dijo. “Esta vida tiene un día siguiente”

 

 

La suficiencia engreída.

Suele decirse que los vicios universitarios son la soberbia y la envidia

La soberbia puede ser positiva, poco corriente, o negativa, que es el más extendido.

En la Antigüedad se decía que el soberbio es el que tiene  un amor desordenado hacia su propio bien.

El soberbio no se conoce como quien es, sino que tiene un conocimiento de sí como de aquel que quiere ser

La soberbia se entristece por la carencia del bien propio.

Se indica que la soberbia es la madre de todo defecto. La soberbia es ceguera mental

Se admite que la soberbia impide la sabiduría

La soberbia se presenta también en la ciencia y en el poder.

La universidad es la sede por antonomasia de la ciencia y en ella se dan títulos y cargos directivos que encumbran a las personas

El abuso de poder es una manifestación de soberbia

Se distingue de la vanidad, amor a la gloria mundana, y de la vanagloria que busca la grandeza externa, la alabanza y el honor.

El honor social es debido a la virtud, la soberbia busca ese honor pero sin virtud.

El orgullo se relaciona con la opinión que tenemos de nosotros mismos.

La avaricia es ávida por bienes materiales para uno mismo.

La envidia se entristece por el bien ajeno  

La soberbia se puede presentar por la arrogancia,  por la jactancia y por la perseverancia en el error.

La soberbia lleva a considerarse superior a los otros en demasiados aspectos, lo que supone carencia de amistades y se expresa en el frio trato con un “Buenas” y  “Adiós”.

Advierte J. Philipe: nos fabricamos el “ego”, diferente del auténtico “ser”, a modo de cómo se infla un globo Una vida engreída, centrada en el yo, tiende a perder su horizonte existencial a Dios..

 La soberbia es la secularización del honor divino

Al soberbio le viene bien el dolor y la enfermedad. El dolor suspende la soberbia de la vida y la orgullosa seguridad de la propia capacidad

Se contrarresta la soberbia pidiendo ayudas, dándose cuenta que los más sabios son sencillos. Que la modestia en el hablar y en el hacer suena en la voz y más efecto produce la obra realizada  en silencio. Acertado es el directivo que reparte el poder y fomente la libertad responsable, sin temor a  competidores y apreciando la capacidad de sus colaboradores.

 La rivalidad envidiosa.

Leemos en El Quijote:”Todos los vicios, Sancho, traen un no sé qué de deleite consigo, pero el de la envidia no trae sino disgustos, rencores y rabias”

Vives calificaba a la envidia de “pasión abyecta y servil”

Descartes la considera “perversidad de la naturaleza”

Para Leibniz la envidia es “una molestia producida por el bien ajeno”

Locke la describe como un “malestar de la mente, causado por la consideración de un bien que deseamos y que ha sido obtenido por otro que pensamos no debió tenerlo antes  que nosotros”

Para Kierkegaard “la envidia es lo contrario a la admiración por los demás”

La palabra envidia proviene de la latina invidia, que significa mirar con malos ojos

La envidia nace de la soberbia

La más clara muestra universitaria de envidia es el oscurecimiento de la verdad y su sustitución por criterios, opiniones o pareceres personales

Envidia es la defensa de que todas las opiniones son iguales y por tanto, no  admitir que opiniones opuestas a las propias sean más consideradas

Remedio para contrarrestar la envidia, según Santo Agustín, es: “quita la envidia y será tuyo lo que el otro tiene”

Los que charlan mucho y estudian poco son más propensos a la envidia

La envidia se combate con el estudio. Estudiando se aprende y se comprende otras puntos de vista

La envidia se opone al saber, y si la universidad debe ser la punta de lanza del saber superior, propio es que trasmita el saber para combatir la envidia.

Medida recomendada frente a la envidia es no fijarse en exceso en los demás, no establecer comparaciones y seguir uno su rumbo

También es recomendable alejarse durante una temporada, sin fijarse en otros, ni que éstos se fijen en uno

Shakespeare escribió: “Felices aquellos que oyen la detracción de sus faltas  y las saben enmendar”.

Evitará la envidia quien siga su camino sin fijarse en el del vecino.

 

 

 

 

 

El fideísmo.

Fideísmo es una palabra en desuso, pero a su vez es una actitud usual.

Mejor que hablar de fideísmo seria hablar de creer o tener fe...

Muchos son los que desconocen el significado de la palabra y no son menos los que opinan que la fe es cuestión de la persona creyente

Incluso se rechaza la asignatura “Antropología” por la vinculación del hombre con Dios.

La asignatura “Derecho Natural” se considera la “cenicienta” por su relación con la Ética y la Moral.

El fideísmo se ha asimilado al racionalismo, sentimentalismo y voluntarismo.

Hay quienes la cuestión la solventan exponiendo los enfoques de las grandes religiones y la vida de sus fundadores.   

El fideísmo es una actitud escéptica, de pereza mental y considera  que la razón humana  no está capacitada para el entendimiento de lo inmaterial.

El fideísmo fue censurado en la encíclica “Fides et ratio”, de Juan Pablo II  por su desconfianza en las capacidades naturales del hombre para acceder a muchos contenidos filosóficos

El compendio de E. Denzinger pone: “El razonamiento puede probar con certeza la existencia de Dios, la espiritualidad del alma y la libertad del hombre”.

“Si alguno dijere que Dios vivo y verdadero, Creador y Señor nuestro, no puede ser conocido con certeza por la luz natural de la razón humana, por medio de las cosas creadas, comete error”

De seguro que más de un lector se preguntará por qué no se suele tratar de esas verdades humanas más altas en la universidad, si esta institución debe ser la cima del saber superior, es decir, la más indicada sede para profundizar en esas materias

De hecho, de ellas era de lo que más se trataba en los orígenes de las universidades europeas durante el siglo  XIII

A la pregunta ¿por qué hoy en día  se atiende a ellas solamente de modo hábil? 

Respondiendo a lo gallego: ¿No será que actualmente, después de ocho siglos de existencia, cabe hablar más de “pluridiversidad” que  de “universidad”? 

 

 

 

 

 

 

La pereza mental.

Pereza mental es el conformismo, que rige la ley del mínimo esfuerzo

Hay dos tipos de pereza mental: Una intelectual, que afecta al conocer, y otra superior, la personal, que afecta al conocimiento propio

Asumir esta última equivale a aceptar una mentira personal

La laboriosidad  es la virtud contraria al vicio de la indolencia

Que no existe excesiva laboriosidad en el ámbito universitario se puede apreciar por los frutos, se publica poco y de baja calidad     

¿Qué decir de un universitario que durante los estudios en la carrera solo estudia en los períodos de exámenes y no se prepara bien para su futuro ejercicio profesional?

¿Qué decir de un profesor universitario que no dedica la mayor parte de su tiempo al estudio por emplearse en otras cosas?

El primer fin de la  universidad es el  incremento del saber superior.

Reducir toda  mirada a un pequeño campo de lo real es un reduccionismo, que no parece acorde con la apertura universal que debe caracterizar la mentalidad universitaria

Sostener que lo que se sabe ya es bastante, es el suicidio de la inteligencia

La pereza es también el rédito de la falta de virtudes en la voluntad y de falta de hábitos prácticos en la razón

El universitario debe trazarse un plan horario para el estudio y cumplirlo.

Hay que hacer lo que  se debe y estar en lo que se hace.

Es desgana no dedicar tiempo a nuestra formación personal humana y religiosa porque acarrea esfuerzo

Ante el estudio serio, cualquier otro trabajo es descanso.

Aunque también es verdad que para quien ama el estudio, las demás actividades le cansan

A nivel universitario copiar es robar

Es conveniente no confundir la pereza mental con el cansancio intelectual. Que por ser mental fatiga en mayor medida que el físico

En mi opinión el título de la publicación no se corresponde  con su contenido, pues no se presentan los riesgos, sino los pensamientos. Los riesgos son efecto de unas causas, aquí, los pensamientos ¿Qué efecto causan estos pensamientos? El autor no los indica

Tampoco los pensamientos  tratados son propios y característicos de las universidades

Escrito terminado de componer el 21 de septiembre de 2.011