ad sidera visus

Santo y bueno es meditar

la brevedad del vivir,

más no hay que olvidar

que hemos de resucitar

para nunca más morir.

Cuando pienso de esta suerte

me  encuentro sereno y fuerte.

La muerte no me intimida,

que más allá de la muerte,

es donde empieza la vida.

 

Si acaso de mis pecados me oprime la noche oscura,

¡Señor, tu voz me asegura que todos están personados con usura!

Con humilde contrición

hice de ellos confesión

y me otorgó su perdón,

por tus méritos Señor.

Esto mengua mi temor

y mi esperanza acrecienta,

Cuándo me ajuste la cuenta

¿habrá saldo a mi favor?

Escrito por Carmenchu el miércoles Santo de 1979