ad sidera visus

El Curioso ImpertinenteDos verdaderos y leales amigos eran Anselmo y  Lotario. Ambos con desahogada posición. Anselmo inclinado a los amoríos y Lotario a las cacerías. Desde tiempo, todos los dias se encontraban

Un día Lotario aconsejó a su amigo pasase de amoríos a su matrimonio con la lucida y bella Camila. Anselmo enamorado de la belleza, riqueza y cualidades de Camila vino a contraer matrimonio con ella. De vuelta del viaje de novios, Lotario acudía a la casa de Anselmo todos los días a la hora de  la comida, pero  poco a poco las visitas se distanciaban, pues los casados se cansan de visitantes. Anselmo conocía la honestidad y fidelidad de Camila, pero impertinente quiso tener una prueba de su convencimiento y solicito a Lotario que “echara los tejos” a su  esposa por si caía.

Tanto insistió Anselmo que Lotario le respondió: Si no dudas de la honestidad y fidelidad de Camila  que necesidad tienes de comprobarlo.

 

Si poseyeras un finísimo diamante de muchos quilates, ¿sería justo ponerlo sobre el yunque y con un martillo y a pura fuerza de golpes probar su dureza y calidad? Si resistiera no añadiría mayor calidad y valor. Si se rompiese habrías perdido lo que tanto apreciabas. Mira que no hay en el mundo algo que tanto valga como mujer casta y honrada.

A pesar de este prudente razonamiento, Anselmo insistió a que Lotario fuera el instrumento de prueba. En principio Lotario decidió actuar como simple actor, pero con el paso de los días quedó embarcado y Camila embaucada. Lo que empieza mal acaba mal y en este caso en tragedia

El leal Lotario en traidor. La honesta Camila en desvergonzada y herida. El curioso Anselmo en escaldado.

Los fingimientos pasan a reales sentimientos. Quien juega con fuego termina quemándose. Los Castillos no se defienden con los muros sino desde los muros y  manteniendo lejos al enemigo.

Investigar no es curiosear.

Impertinente es aplicación incorrecta o no procedente.

Sensato es el prudente, el simple es insensato

 

Escrito compuesto leyendo la novela de Cervantes “El  curioso impertinente”.