Cada uno es como es... diferente a otro. Las diferencias son manifiestas: unos altos otros menos e incluso bajos, de mente clara u oscura, cultos e incultos, laboriosos y gandules, ricos y pobres. Cada uno tiene su familia, su formación, sus pensares y sus pesares.
Estas diferencias son inevitables y no pretendamos uniformarlas. No queramos ser como fulano o que éste sea como yo.
Es acertado apreciar las buenas cualidades que otros tienen y procurar alcanzarlas.
Estas diferencias, como los colores en los cuadros, dan vistosidad al panorama
No se podría enseñar, si todos supieran; ayudar al desvalido, si todos se valieran; visitar al enfermo, si todos estuvieran sanos; dar limosnas, si no hubiera pobres; no tendría sentido discutir, si todos pensasen del mismo modo.
Las diferencias aguzan el ingenio. La “razón” requiere dar razones.
Por apreciar las diferencias de las personas y de las cosas se tienen diferentes gustos.
¡Qué seria, si a todos gustara la misma chica!
¡Qué sería si todos fueran albañiles! Si todos fueran soldados, nadie tendría mando. Si todos mandasen nadie obedecería. Y así podríamos seguir.
Si no hubiera diferencia de sexo, no habría generaciones y por tanto sociedad.
La sociedad está diferenciada y jerarquizada.
Hasta hay diferentes “tribus” y cada una tiene su “jefe” de tribu.
Cada Nación tiene su Jefe de Estado
Las diferencias que apreciamos en los “grupos” no afectan a su “espíritu”
Se canta en la Legión: “Nada importa su vida anterior, todos formamos “bandera” (espíritu) que a la Legión le da alto honor
Lo que uno tiene dentro lo proyecta hacia fuera, sin por eso, quiera ser seguido
Las diferencias se dan incluso en el Cielo, ya que cada uno de los que a él llegan goza de la Gloria a su medida, sin vanagloria, ni envidia, según su vida terrena.