ad sidera visus

Para ejercer una actividad  previamente se requiere un aprendizaje. La vida comporta una serie de actividades, mentales y corporales. Mentales son: el pensar, el recordar, el querer, el valorar, el amar, el ilusionar. Corporales son: actividades manuales, ejercicios: físicos,  artísticos, deportivos.Resolviendo_problemas_por_Geoffroy

En la vida se dan diversas etapas: niñez, adolescencia, juventud, madurez y mayoría o edad avanzada. Para cada una se debe recibir una formación en lo corporal y en lo mental. Se precisa cuidar el cuerpo, la salud, y cultivar el espíritu.

El cuerpo se cuida con alimentación adecuada, con revisiones médicas, con ejercicios y vida sana.

El espíritu se cultiva con el estudio, con la formación moral y laboral, con el pensamiento, con la memoria, con el querer, con el valorar, con el amar, con el ilusionar.

 

La formación moral comienza teniendo presente que la persona es portadora de valores eternos, que estamos llamados a una eterna felicidad. Para esto precisamos una formación religiosa, y mantener un recto comportamiento. Es decir, precisamos una formación previa y una formación permanente o continuada. No sólo saber el Evangelio sino vivirlo o aplicarlo en nuestra vida.

La formación laboral requiere una elección profesional, que no se debe escoger solamente por los gustos, por sus salidas o por los ingresos, sino por las facultades y posibilidades de cada uno.

Se cultiva el espíritu pensando y recordando, queriendo y amando. Una vida sin amor no es vida. Recordar es volver a vivir un tiempo anterior. Que el pasado no es solo memoria, sino aliento, consigna y deber. De aquí el sentido y valor de la Tradición. 

Se cultiva el espíritu descubriendo ilusiones. Una vida sin ilusión no es vida. Una ilusión es la de ejercer la profesión elegida, otra ilusión es encontrar la persona con la que tener unidad de vida y amor, Ilusión es tener familia con hijos y nietos.

La “Familia es la Escuela donde se aprende a convivir y amar”. Corona de los Mayores son los hijos de los hijos, los Nietos.

Se cultiva el espíritu admirando la naturaleza, descubriendo el brillo de las estrellas, los rayos del sol naciente, las luces de la primavera y los colores de las flores, las llanuras de los campos y las alturas de las montañas.

Se cultiva el espíritu sabiendo apreciar el arte de los cuadros, de las esculturas, de los monumentos y de las catedrales. Se cultiva el espíritu valorando el comportamiento de los santos y de los héroes. Se cultiva el espíritu leyendo las leyendas y las obras literarias. ¡Cuánto se disfruta leyendo El Quijote!

Después de años de vida “en activo”, llega la época de “retirado”. Me parece desacertado decir “jubilado”. El mayor debe seguir cumpliendo una misión, prestando una ayuda y esto hasta el último suspiro.

Amplias y complejas son las actividades que presentan las vidas, pero me parece que en muchas ocasiones se inician sin haber recibido una especial preparación.

No diré que se requiera una formación académica, pero sí una adecuada preparación.

Esta falta de preparación se pone de manifiesto al llegar la “jubilación”. El que más el que menos dice está muy ocupado. “Con la bolsa a por el pan de la panadería y del quiosco el  pienso de cada día”. Pero si no puede trabajar por tener pensión, ¿Qué puede hacer? Pues dar una vuelta, si el tiempo lo permite, tomar un cafetito o una cerveza, mirar lo que presente la TV, comer, descansar sin estar cansado y dormir. En una palabra vegetar.

Frente a este planteamiento se deben presentar ocupaciones como las del “voluntariado”, los grupos de tertulia, escribir tus memorias, enseñar y acompañar a nietos pequeños, colaborar en publicaciones y participar en Asociaciones. En una palabra, seguir en “activa” comunicación.

Se precisa poner de manifiesto el valor de la “comunicación”: escuchar y hablar, dialogar       

Me parece que bueno sería que se pudieran encontrar breves publicaciones que sirvieran de preparación para desempeñar actividades de la vida, así como para destacar los valores del honor, de la honradez, de la palabra dada, de la amistad, de la sinceridad, del bien hablar, de la riqueza de vocabulario, del tiempo, del bien vestir, del pudor, del servir, de la Patria  

No podemos conformarnos con una preparación inicial, se requiere una formación permanente o continuada, pues lo que no se revisa se reduce a rutina o se desactualiza.