Tanto las primeras como las segundas aparentan ser equivalentes entre sí y no es así:
“Ver” es una actitud pasiva. Se ve sin querer. “Mirar” es actitud activa con ánimo de indagar. Se mira el andar de una persona pretendiendo descubrir el motivo de ese andar.
Así mismo, El “oír” es actitud pasiva. Se oye sin querer. Por el contrario el “escuchar” es actitud activa indagando el sentido de lo que se oye. “Soldado escucha” escucha los ruidos del enemigo, a fin de avisar al Capitán de los ataques contrarios. Escucha el alumno las explicaciones del Profesor para entender y aprender la lección.
Las “miradas” alcanzan un máximo en la “admiración”. Recordar aquella canción “Que bonitos ojos tienes debajo de esas dos cejas, ¿pero si tú no los dejas mirar?” ¡Cuánto vale una mirada!
Análogamente a lo escrito sobre el “ver y mirar”, se puede aplicar al “oír y escuchar”. A veces es recomendable no solo no “mirar” o “escuchar”, ni suficiente no “ver” u “oír”, sino tapar los ojos y taponar los oidos. Es interesante elevar “la mira”, es decir, tener mayor horizonte. También es recomendable no estar tan al tanto de cuanto se oye.
No pasar el día en “dimes y diretes”.