ad sidera visus
La “alegria” supone un estado satisfactorio, sea por un acontecimiento bueno, un agradable encuentro, en definitiva “tranquilidad en el orden”
 

Para tener tranquilidad acertado es planificar la jornada, procurando seguirla.

De otro modo, se esta corriendo a lo loco.

La “misión cumplida” da tranquilidad.

 

El orden requiere poner cada cosa en su sitio y cada quehacer en su lugar y momento.
Así no se pierde tiempo, ni uno se agobia buscando el lapicero o el documento.

“Al paso alegre de la paz”… Paz y alegría se tiene realizando los quehaceres en su lugar y momento. 
En el campanario antes de la Misa y no durante ésta.
La “alegría” no se encuentra en los bienes que se tengan.
Los bienes son eso, “bienes”, pero no son de suyo “alegría”, es más, en que tiene quiere tener más, es ambicioso y envidioso, si le toca un premio en la lotería lamenta que no sea el “gordo”
Más contento se encuentra el que no ambiciona y está muy conforme con lo que tiene.
Descontento está quien tiene muchas deudas y quien tiene muchos billetes no está alegre, sino preocupado por como mejor emplearlo.
Unos versos de las poesías sobre María de Molina y sobre el Pastor vienen a cuento en este tema:

 

“DE LA MUJER PRUDENTE”

De que salgo tan contenta,
cuando pobre, pues por Vos;
de treinta no tengo dos;
villas que me paguen renta.
Pero bien rica he quedado,
pues tanta mi dicha ha sido
que el Reino que hallé perdido
hoy os lo vuelvo ganado.

 

DEL PASTOR

… pero no tiene ambiciones
 ni delirios, ni emociones
 y por eso es la mejor.

 

Alegría tiene el cristiano al saber que es hijo de Dios Padre y por el tesoro de la Fe, que ha recibido, encuentra sentido a su vida en el tiempo, para llegar a una sin tiempo.