ad sidera visus

Gonzalo Fernández de CórdobaClemencia del Gran Capitán con el General enemigo, vencido en Geriola. (Madrazo) Museo del Prado

Infancia

Gonzalo nació en el mes de septiembre del año 1453, en el castillo que la Casa de Aguilar, a la que pertenece, tenía en el pueblo cordobés de Montilla. La Casa de Aguilar estaba emparentada con Alfonso XI.

Gonzalo tenía un hermano mayor, Alfonso  que sería jefe de la Casa Aguilar, a la muerte del padre. Como huérfano de padre, desde tan temprana edad, la madre seria  factor esencial en la educación de Gonzalo.

Saldría poco del castillo, pero a él llegaría el eco de los constantes encuentros y hazañas de los caballeros, moros o cristianos.

 

Los caballeros de aquella época habían mas de servirse de las armas que de las letras. Gonzalo no tenía precoz talento, ni particular atracción por  el estudio, aunque sí una buena memoria. Su vida fuera de la Casa seguía en manos de Alfonso, que manda a su hermano se  incorpore a las huestes del infante don  Alfonso

El desconcierto en Castilla llega a su colmo: las ciudades guerrean unas contra otras, los mismos los señores salen de sus castillos a robar en los pueblos y saltear a los transeúntes; no existe justicia; cada uno se las busca por su mano.

 

Gonzalo en la Corte Trastamara

En una mañana de primavera sale del castillo de Montilla don Gonzalo para servir a Sus servir a Altezas. Le acompaña como tutor y lleva una pequeña escolta de 50 lanzas

Siguiendo el camino llegaron hasta Ávila, donde se encuentra el Arzobispo Carrillo del que ven del que venía a ser Paje.

Tanto el joven, como su escolta se alojaron en modestas casas cercanas al monasterio  de Santa Clara, en el que se alojaba la Infanta doña Isabel

Gonzalo se presentó en cuanto hubo lugar, siendo bien acogido por la presencia y audacia del joven, que venía a incorporarse a su séquito

Isabel, de diecisiete años la describe un cronista así: En hermosura, puestas delante de Su Alteza todas las mujeres, ninguna tan hermosa, ni tanto de ver como su persona,  daba a sus diecisiete años un relieve de extraordinario encanto. .   ....   . .. 

Nada tiene de particular que don Gonzalo se convirtiera en el rendido caballero de la heredera del trono de Castilla.

 

La boda de Sus Altezas

Don Gonzalo acudió a la ceremonia de la boda, ya que para entonces pasó don Gonzalo a ser miembro de la servidumbre de la Princesa.

Entre la servidumbre figuraba Beatriz de Bobadilla (amiga íntima de doña Isabel, al extremo que se decía: (“si quieres algo en Castilla, díselo a la Bobadilla”),

Don Gonzalo no había cumplido los veinte años y se mostraba hábil en los juegos y con las armas, en los torneos y en las justas, famoso por su juvenil locuacidad  y rumboso hasta el despilfarro.

Pensó don Gonzalo entrar como novicio en el monasterio de los Jerónimos, pero el Prior le

Prior le   dijo: “Vete, hijo, vete con Dios, que para mayores cosas te tiene Dios guardado”.

 

Casamiento con  Isabel  de  Sotomayor

Convertido en un personaje cordobés, su hermano consideró había llegado la hora de casar al joven. .

Don Gonzalo vino a casarse con su prima doña Isabel de Sotomayor.

Encontrándose en su alcaldía de Santaella fue atacado por el conde de Cabra, primo y encarnizado enemigo de los Aguilar. Gonzalo cayó prisionero, y así estuvo hasta que en 1476  se enteró doña Isabel, ya reina, que su caballero, Gonzalo Fernández de Aguilar y de Córdoba, estaba en prisión, pronto gestionó la libertad del prisionero.

En 1479 los reyes decidieron liquidar los desórdenes, que ocurrían en tierras de Extremadura, al. Salieron de Valverde las tropas del maestre de Santiago, entre las que se encontraba don Gonzalo, para poner cerco a Medellín, llegaron  hasta Mérida, cogieron muchos prisioneros y prepararon la batalla de Albuera. Don Gonzalo al frente de su compañía, de ciento veinte hombres al grito de ¡Santiago! peleó con tal denuedo, que al siguiente día de la victoria el maestre viendo a don Gonzalo muy callado le felicitó con estas palabras: ”Nos habéis parecido hoy, señor Gonzalo Fernández, menor en vuestro hablar, que ayer fuisteis expresivo en el pelear”       

 

La toma de Granada era una necesidad histórica

Hecha la paz con Portugal y con suficiente orden interior, Castilla y Aragón  habían de acometer la conquista, o si se quiere la reconquista, de Granada.

Alonso de Cárdenas en una de sus correrías por tierras de moros dio lugar al desastre de la Ajarquía, en marzo de 1483,

En esos años reinaba en Granada Muley Hacén, casado con Aixa la Horra (la honesta) de la que tenía dos hijos: Boabdil el “Chico” y Yusuf.  También tenía un hermano, El Zagal.

En esas fechas se sublevan los hijos contra el padre. Yusuf muere en la sublevación y Boabdil es proclamado  rey. Muley Hacen se refugia en Baza, más tarde encontrándose en Almuñecar moriría. Según la tradición, fue enterrado en el pico nevado que lleva su nombre “Mulhacén”.

A Gonzalo se le confían importantes misiones, que desarrolla al frente de sus ciento veinte lanzas. Así toma parte en el asalto a Tájara.

Gonzalo en las campañas de los años 1484 y 1485,  conquistó Setenil, Coín, Cártama, Alhaurín,  Ronda, Málaga y Marbella, que se entregó sin lucha.

Mientras Boabdil se encontraba prisionero.

La reina Isabel puso en libertad a Boabdil, a cambio de numerosos cautivos cristianos.

Don Fernando, con hábil oportunismo, ofreció a Boabdil reconocerle como único rey de Granada a condición de vasallaje. De esta manera se dividía a los granadinos. Pronto se olvidó Boabdil de su promesa y se puso de acuerdo con El Zagal.

En mayo de 1486 las fuerzas castellanas atacan la plaza fuerte de Loja. Gonzalo de Córdoba, al frente de los suyos, hace prodigios de valor y llega de casa en casa hasta la última de la ciudad, junto a la Alcazaba, donde tiene establecido su Real Boabdil. Gonzalo clava allí su bandera.

Boabdil se rinde.

Don Fernando encomienda a Gonzalo de Córdoba atacar la estratégica ciudad de Illora, firme fortaleza a cuatro leguas de Granada. Su alcaide, Ali Atar, viendo imposible seguir defendiendo solicita parlamentar con don Gonzalo. Illora se rinde.

Un episodio que ha pasado a la leyenda. En un ataque de los moros a la llamada Acequia Gorda, el duque del Infantado se ve en grave peligro, acude a auxiliarle don Martín Vázquez de Arce, que cae muerto en la heroica acción. Es “el Doncel de Sigüenza”, perpetuado en la escultura de la catedral de Sigüenza.

El Zagal, que se había refugiado en Guadix viéndose perdido entrega las plazas de Guadix y Almería

Don Gonzalo continúa su tarea de atraerse a enemigos que recibe en Illora.

Estamos en abril de 1491 y los reyes plantan su Real frente a los muros de la ciudad de Granada, que vendrá a ser “Santa Fe”.

Gonzalo que perdió a su mujer, Isabel de Sotomayor, se casó con  doña María Manrique, del Linaje de los Nájara e hija de  Fadrique Enríquez y de Beatriz de Figueroa. Se dice de ella, que era muy bella y gran señora.

Sabía adornar la casa y acoger a los invitados. Tan buena acogida daba, que un viejo invitado le dijo un día a don Gonzalo: ¿Por qué, señor Gonzalo de Córdoba, no entráis en nuestra observancia y dejáis de pasaros de la mano en vuestro gasto?

A lo que Gonzalo respondió: ¡Oh, señor, la riqueza es para servirse de ella! ¿Es que no nacimos para ser señores de los bienes...que se vienen para que los gastemos?

Y sabed que el gasto de dinero, es abastado de los bienes, de la distribución  de los cuales y del beneficio que hacemos no ha de quedar pensamiento en nuestra memoria.

 

Arde el Campamento de Santa Fe  y  rendición de Granada

.Don Gonzalo  da alcance a un grupo de moros en el puente de Tablete, les acomete con tal fuerza que quedan diezmados.

Cerca se encuentra el Real de los Reyes Católicos.  La reina, en su tienda, reza ante un pequeño altar  portátil, iluminado por cirios, una ráfaga de viento, prende una cortina. La cortina arde, el fuego se extiende a la tienda Real

El rey Chico acompañado de cinco jinetes llega a la aldea de Armilla, donde se encuentran los Reyes Católicos y al lado don Gonzalo. Boabdil entrega las llaves de la ciudad al Rey. Las fuerzas cristianas entran por las calles de Granada. Es el fin de la Reconquista; el pendón de Castilla y la cruz de Santiago dominan la torre de la Vela. ¡Granada, Granada por los Reyes Católicos!

 

Prestigio de don Gonzalo y su Misión en Italia

Juan II, rey de Aragón, había incorporado oficialmente Sicilia a la Corona de Aragón,

Carlos VIII de Francia, reclama la Corona de Nápoles.

La península la encontramos como las piezas de un puzle, que no “casan”,

No se ponen de acuerdo Alejandro VI, los estados de Venecia, Milán, Génova, Fernando el Católico,  y  las grandes familias Orsini y Colonna.

 

Carlos VIII entra en Nápoles.

Fernando el Católico no está dispuesto a aceptar tal orden de cosas y decide preparar una armada con fuerzas bajo el mando de Gonzalo González  de Córdoba  que llegó el 24 de mayo de 1494

Considera Gonzalo que la ocupación de Nápoles tiene gran importancia, y para ello ha de seguir su presión sobre los franceses en la Calabria. Estas arriesgadas incursiones desconciertan al mando francés, que pierde media docena de plazas, entre éstas Terranova

Gonzalo contemplaba a lo lejos la ciudad de Atella  decide atacarla... Dispuso, Gonzalo, sus tropas con tal acierto, y sus hombres lucharon  con tal disciplina y valor que a capitulación se hace general,

Para Fernando el Católico Italia es para los italianos, pero Nápoles bajo protectorado español. Lo que importa a la España unida es el predominio en el Mediterráneo.

Para Carlos VIII  “El que no sabe engañar, no sabe reinar”

Un tal Guerri,  tomó la plaza y fortaleza de Ostia, cerrando la entrada a Roma por el Tíber y el hambre se adueña de la población. Alejandro VI  pide ayuda a Gonzalo de Córdoba.

Los hombres empiezan a escalar por el lado más desguarnecido. Con el puñal entre los dientes y el arcabuz a la espalda, los hombres llegan a las almenas, entre lluvia de piedras, flechas y fuego, pero el alférez pone la bandera en alto. Guerri cae prisionero.

Alejandro VI recibió a don Gonzalo, agradeciéndole haber librado a Roma, le concede la más alta condecoración pontificia, la Rosa de Oro.

Don Gonzalo entró triunfante en Nápoles, recibiéndole don Fadrique con los brazos abiertos y concediéndole los ducados de Terranova y de Santángelo, con todas sus tierras... 

El príncipe de Salerno ocupó Diano, era muy fuerte por natura  y muros

El rey de Nápoles pidió ayuda a Gonzalo de Córdoba, que acudió dando orden de asalto.

Diano era muy fuerte, así de natura como de muros. Fracasado el arreglo pacífico con los rebeldes, se dio orden de asalto. La victoria fue rápida, pero no fácil.

 

Gonzalo en Granada

Quizá Fernando temiera el excesivo protagonismo que alcanzaba don Gonzalo.

Gonzalo vino a España y entre  aclamaciones fue recibido en  Zaragoza

A finales de 1498 Gonzalo se encuentra en tierras de Granada.

Un caudillo morisco, El Zagal, se subleva y a su grito de guerra toda la Alpujarra se levanta contra los cristianos.

Los puntos más duros de la sublevación son: Guejar y Lanjarón. El primero en lo alto de la sierra es casi inaccesible.

Gonzalo al frente de los suyos asaltó las murallas, de Guejar, y entró en la villa

Fue el primero en entrar en la villa y de aquí pasó a Lanjarón, centro de la rebelión.

Ordenó Gonzalo a su hermano Alfonso que desplegara la caballería por el llano y él apareció, no se sabe cómo, en las cumbres de Lanjarón. El enemigo se encontró entre dos fuegos y se rindió Se acabó la rebeldía de la Alpujarra.

 

Gonzalo en tierras italianas

Interesados en las tierras italianas están: Cesar Bórgia, Carlos VIII, Ludovico Sforza y los turcos.

Los Reyes Católicos deciden actuar. Don Fernando elige para el mando a don Gonzalo.

Marchó Gonzalo con sus fuerzas y sus capitanes, entre éstos el padre del Conquistador Pizarro,

Por falta de pago los mercenarios se amotinaron y hubo Gonzalo les aplacó con sus bienes.

Cefalonia, fortaleza al borde del mar, fue ocupada por los turcos.

Procura Gonzalo parlamentar y como no es posible decide luchar y consigue colocar en lo alto la bandera real Cefalonia había sido rescatada...

Suceso milagroso que narra la Leyenda: encontrándose el campamento de don Gonzalo sin más comidas que las raíces del campo y las carnes de los asnos, apareció el mar cubierto avellanas y castañas. Unas y otras procedían de una nave de Alejandría, que se partió en dos.

Gonzalo, siguiendo órdenes, marcha a Sicilia.

Curiosa anécdota de aquellos días en los que las calles de Roma se llenaron de carteles con epigramas y sátiras contra los Bórgia. Se atribuían a un tal Pasquino. De ahí viene el nombre que ha perdurado en nuestro léxico, de “pasquines”.

El reino de Nápoles es disputado por Francia y España, es decir por Luis XII, heredero de Carlos VIII, y Fernando.

Luchan los franceses mandados por el duque de Nemours y los españoles por Gonzalo

Venció Gonzalo en Barleta

El Gran Capitán recibe refuerzos y conquista  Rubo y la Castellaneta.

La situación en Barletta es cada día más grave, faltan de víveres y sobran  enfermos.

Gonzalo decide marchar sobre Ceriñola. Llega al cerro de Ceriñola y con las maniobras de la infantería ligera obtiene la victoria el 27 de abril de 1503. 

Los franceses mantenían en Nápoles dos fortalezas, los castillos de Novo y Dell´Ovo. Como la artillería francesa hiciera fuego sobre el palacio de Salerno, don Gonzalo ordenó a su artillero Cardona batiese a la francesa

Tras explotar una mina, Gonzalo y setecientos soldados asaltaron el castillo, del cual ninguno de los defensores salió vivo. Pedro Navarro se encargó de la conquista Dell´Ovo, que todavía resistía.

A  la muerte del Papa Alejandro VI y ante la elección del nuevo Papa, tanto los franceses como los españoles, tienen su candidato y lo pretenden apoyar con la presencia de fuerzas en las cercanías de Roma.

Elegido Papa Pío III, las fuerzas de los dos ejércitos levantan el campo y se dirigen hacia el sur, a uno y otro lado del curso del río Garellano.

Los del Gran Capitán conquistan Rocaseca, Aquino y Monte Casino. Capitanes de don Gonzalo le proponen retirarse a Capua para reponer fuerzas e invernar.

Encontrándose los ejércitos a uno y otro lado del río, durante dos meses se produjeron choques singulares que no conforman la que se llama "batalla del Garellano”.

En ésta, el Gran Capitán arrolló y destrozó al enemigo, sirviéndose de la audacia, la sorpresa y valía de las tropas bajo su mando.

Cogió de revés al francés. La desbandada se hizo inevitable, caían a mansalva, muertos o prisioneros, en manos españolas, la artillería francesa se hundía en el río.

Las gentes del Gran Capitán quería retirarse a descansar pero  les gritó desde el caballo La victoria no lo es, mientras no se llega al final”. Su caballo resbaló y Gonzalo fue al suelo. Al levantarse dijo:  

 “Gracias, Señor,  a vuestra mano está la victoria y ésta dais Vos a quien tiene justicia. En vuestra mano están  la vida y la muerte”.

Después de pasar la noche en Castelforte, don Gonzalo marcha sobre Gaeta, y el 30 de diciembre sus cañones amenazan la plaza.

Los franceses piden parlamentar.

El 31 de diciembre de 1503 se acuerda la rendición de Gaeta, y  el 1 de enero de 1504 se da por concluida la guerra de Nápoles.

Puesta en orden las cosas de Gaeta, marchó Gonzalo para la ciudad de Nápoles, que le preparaba un gran recibimiento.

Al llegar a Nápoles y entrar en la Basílica se hincó de rodillas y dio gracias a Dios por la victoria. Por aquellos días cumplía 51 años.

Estando en Castel Capuano, Gonzalo cayó enfermo, con alta fiebre. Su aspecto es tan demacrado que los médicos temen por su vida.

Pero se recuperó y comunicó  a Sus Altezas los Reyes había superado el mal padecido.  

Suplicó le permitan volver a España y poder servir mejor en ella que aquí. 

El rey no aceptó la petición.

De norte a sur de Italia todos le reclaman: Génova, Florencia y los Bórgia

 

Discrepancias y honores

Las discrepancias entre el Gran Capitán y el Rey empiezan a manifestarse tras el fin de la guerra en Nápoles y el comienzo del virreinato de don Gonzalo.

Se le acusa de los malos tratos que padecen las gentes, del mal gobierno, de los muchos lujos, de poner su escudo de armas en fachadas, tapices y  vajillas,

Don Fernando le amonesta por escrito y además procede a sustituir el mando militar por el civil y

Como  contrapartida, se concede al Gran Capitán el título y dignidad de duque de Terranova.  Esta concesión más se debe a doña Isabel que a don Fernando.

La Reina y el Capitán

Para la Reina, Gonzalo es el apuesto caballero, que tiene por bandera la Lealtad a Sus Altezas, el Valor en la lucha y la Inteligencia en la guerra.

Para el Gran Capitán, Isabel es la Reina que a sus gracias físicas se añaden las de su espíritu.

Increíble dolor y llanto tuvo don Gonzalo a la muerte de la reina, al que habría de añadir su desamparo y las asechanzas que espera. Pensó Gonzalo contrarrestar los infundios enviando al rey emisarios de su confianza que informaran bien.

Así envió a Juan Bautista Pinelo y  en su actuación confirmaron el dicho:

“de los amigos líbreme Dios, que de los enemigos ya me ocupo yo”.

Crece el recelo de don Fernando

Este recelo viene acusado por las falsas acusaciones que presenta Francisco de Rojas, embajador en Roma y de distinguida animadversión contra el Gran Capitán, acusando a don Gonzalo de pretender ser Virrey, con dos letras menos, “rey”

El rey de Aragón  y de Dos Sicilias marcha a Italia por vez primera.

Este día era el 4 de septiembre de 1506 y aún no conocía el reino del que va a tomar posesión  gracias a las armas del Gran Capitán.

A su llegada a Génova son recibidos por el Gran Capitán 

Los reyes se instalaron en Castel Nuovo. La primera salida que hizo don Fernando fue para visitar al Gran Capitán en su residencia de Castel Capuano.

Las apariencias no corresponden con las diferencias entre don Fernando, hombre político, y don Gonzalo, hombre de armas. Aquél tiene el prestigio real, éste el personal.

Don Fernando, dando una de cal y otra de arena, ofreció a don Gonzalo el maestrazgo de Santiago, y también el ducado de Sessa, “pues nada sería suficiente para pagar sus inestimables servicios”.

Junto a la memoria histórica es costumbre popular asociar a los grandes personajes con cortos dichos o pequeños detalles. Así tenemos: Colón y el famoso huevo, Santa Teresa y los pucheros, Almanzor con el tambor, Sancho con las cadenas, Ramiro con la campana, Isabel I con la camisa, Fernando e Isabel con el “tanto monta”, Isabel II con los amantes y a nuestro Gran Capitán con “las cuentas”.

El rey pide aclaraciones a Don Gonzalo a lo que éste responde leyendo en alta voz:

Don Gonzalo añadió a las tres dichas añadió una cuarta:

“en palas, picos y azadones varios millones”.

El rey Católico ya había tomado la decisión: tenerle a su lado y le ofrece el Maestrazgo de  Santiago

Quedó por unos días el Gran Capitán en Savona y pasados puso  rumbo a Valencia.

En Valencia tuvo un entusiástico recibimiento.

Encontró don Gonzalo una España con dificultades para su gobierno, un ambiente de “bajos fondos y poca hondura” don Gonzalo era como un gran navío que necesita mucho agua para navegar y queda encallado, por falta de calado

Ser Maestre de la Orden de Santiago en la España del siglo XVI, era algo muy importante.

 

Enfermedad en Compostela

Gonzalo como  Peregrino fue a visitar la tumba del Apóstol, en los primeros días de enero de 1510 y su edad de 56 años.

Tres arrepentimientos se reducen a uno:

Conceder “caballerosidad” a quien no es caballero, aunque sea rey.

Destierro encubierto

Loja del destino, Loja de la historia, “rosa entre espinas” Aloxa de los árabes, principio y fin de la leyenda áurea de Gonzalo de Córdoba, leyenda e historia.

Don Gonzalo cuenta ya sesenta años, su ánimo no ha decaído.

Esperanza sobre experiencia

Al llegar a cierta edad los hombres vienen a tener como una ilusión esperanzada.

Eso también le ocurrió a don Gonzalo.

La envidia y el viento

El Gran Capitán está sentado, por primera vez después de cuarenta años. Desde su sillón en Loja ve, recibe, observa, escribe, lee, recuerda, sueña...Sus días se van llenando de imágenes, de frases, de oraciones, de fidelidades, de rigores, de generosa entrega y de desengaños, que iba guardando en su almario.

Cuando es recibido solicita licencia para salir de España e ir definitivamente a su estado de Terranova., pero no es atendida  la solicitud.

También le denegará las peticiones de la Encomienda Mayor de León y la Encomienda de Hornachos, las dos de Santiago y vacantes. Modesta es la solicitud y vergonzante la negación.

Don Gonzalo regresó a su Loja, viniendo a vivir como monje quien había sido Capitán General

Presagios de doña María  y recelos de don Fernando

Don Gonzalo en Loja hace poco ejercicio, socorre a muchos y recibe a los que más le necesitan. El hombre acostumbrado al campo y a las cabalgadas, va engordando en su sillón. Quien se ha alimentado de la acción está perdido en la vida sedentaria, mala para la salud y para el espíritu. A doña María le atormenta un presagio:”Es el año climatérico, en la edad de don Gonzalo, en el cual la edad hace un curso muy dificultoso y muy pernicioso; en el cual se ayuntan siete veces nueve y nueve veces siete; en la cual edad mueren los más de los mortales”. Con este pensamiento y lo poco a gusto que se encuentra en Loja, propuso a su marido trasladarse a Granada. En ésta se acomodó a gusto y dotó generosamente de medios para la “fabrica de solemne monasterio, el de San Jerónimo, para enterramiento suyo, de su esposo y de la  estirpe”.

Don Fernando rey de Aragón y de las Dos Sicilias, mantenía su poder en Castilla un tanto en precario.

El frío del Garellano no ha perdonado

Han pasado doce años y el frío de diciembre de 1503,  ahora pasan factura. En agosto de 1515 el Gran Capitán “adolece de cuartanas”, cuartana doble muy mala de curar, y su edad, cumplidos ya los sesenta y dos inviernos. Sigue firme y tieso en el andar. Días hay en que tiene que guardar cama, con alta fiebre. Ante el escribano, Fernando Díaz, dictó nuevo testamento.

Vino a visitarle y a encomendarle a Dios un monje. El enfermo le recibe alborozado y besa las manos del monje. Este le bendice. Años atrás se conocieron en Italia y el monje le prometió visitarle antes de morir. El monje recibido, encapuchado, macilento y casi etéreo era Francisco de Paula, que había muerto varios años antes.

Al lado de la cama del agonizante estaba doña María, pálida, y Elvira llorando, cuando murió.

Todo ha terminado, doblaban las campanas, moros y cristianos lloran en Granada, toda España lloraba.

Solemne funeral del héroe

Vistieron al Gran Capitán con el hábito blanco de Santiago, con la roja cruz en el pecho, y la gente durante horas interminables desfiló por delante para verle. Fue sepultado en el monasterio de San Francisco, donde tuvo su sepultura provisional la reina Isabel

¡Qué unión de ultratumba! ¡La Dama y el Caballero de la limpia admiración!

A los diez días se celebraron solemnes honras fúnebres.

Murió don Gonzalo el 2 de diciembre de 1515.

 

 

 

VICTORIAS  DEL GRAN  CAPITÁN  EN  SUS  MISIONES

Batalla de Albuera en tierras de Extremadura, por desórdenes  existentes.

Asalto en  tierras  granadinas: Tájara, Setenil, Coín, Cártama, Ronda, Málaga y Marbella, contra los musulmanes.

En la Plaza fuerte de Loja y en Illora.

En la Plaza de Guadix y  Almería, que se entregó y en el puente de Tablete

Recuperó Guejar y Lanjarón, terminando la rebelión en la Alpujarra

En tierras italianas conquistó: Atella, la fortaleza de Ostia y Diano, de fuertes muros

Recuperó Cefalonia.

Conquistó Rubo y la Castellaneta.

En las batallas de Ceriñola, Garellano y Gaeta