Giovanni Battista Montini nació en Concesio, muy cerca de Brescia, el 26 de septiembre de 1897. Pertenecía a una familia de tradición católica de la burguesía del norte de Italia. Su abuelo era médico, y su padre, Giorgio, abogado y periodista.
Por su constitución física débil, parte de sus estudios los realizó en su casa.
En la adolescencia descubrió su vocación sacerdotal.
Se matriculó como alumno externo en el seminario de Brescia.
En mayo de 1920 recibió la ordenación sacerdotal y en ese año se trasladó a Roma para continuar sus estudios.
Acude con frecuencia ala Facultadde Filosofía dela UniversidadGregoriana.
En noviembre de 1921 ingresa enla PontificiaAcademiade Nobles para el servicio diplomático dela SantaSede.
Durante el pontificado de Pio XI fue nombrado Sustituto dela Secretariade Estado, allí comienza un asiduo trato con el cardenal Pacelli, futuro Pio XII, que le confirmaría en el cargo.
En noviembre de 1954 es nombrado arzobispo de Milán.
En diciembre de 1958 Juan XXIII lo crea cardenal. Montini tenía gran simpatía con Roncalli. Colaboraron mutuamente en el gobierno de sus respectivas diócesis, Venecia y Milán.
A la muerte de Juan XXIII, en el Cónclave de 1963, el cardenal Montini fue elegido Papa, tomando el nombre del apóstol Pablo.
El 30 de noviembre tuvo lugar la ceremonia de coronación, que se realizó por vez primera enla Plazade San Pedro y la última que un Papa utilizara la “tiara”.
Al siguiente año la regalaría para beneficio de los pobres.
Tema central de su pontificado era el diálogo entre la Iglesiay el mundo moderno, como se aprecia en su encíclica Ecclesiam suam
La primera decisión que tomó Pablo VI fue la continuación del Concilio Vaticano II.
Durante el Concilio Pablo VI realizó tres viajes: a Tierra Santa, con un abrazo al Patriarca Atenágoras de Constantinopla; ala India, entrando en contacto con multitudes de no cristianos; ala AsambleaGeneralde las Naciones Unidas, desprovisto de todo poder temporal, sin nada que dar, ni nada que pedir, más que los anhelos de paz y de justicia para toda la humanidad.
Pablo VI fue a Fátima, Turquía, Bogotá, Ginebra, Uganda y a algunos países de Asia y Oceanía.
Creó los secretariados para los no cristianos y para los no creyentes, el Consejo para los laicos, la ComisiónIustitia et pax, instituyó el Sínodo de los Obispos.
Prosiguió la política de apertura al diálogo con los gobiernos del otro lado del “muro de Berlín”, es decir la llamada Ospolitik.
Feliz es la expresión “el desarrollo es el nuevo nombre de la paz”
Hace referencia a los dos poderes: el eclesiástico y el civil, cada uno en su campo de acción. A los seglares les corresponde la tarea de infundir espíritu cristiano en las leyes y en las estructuras.
El Concilio tuvo interpretaciones contrapuestas de tradición y de renovación.
Hubo hasta confusión doctrinal, perdiendo en algunos sectores la visión sobrenatural e intentando sustituir los fines sobrenaturales por terrenales.
Así encontramos la teología de la liberación y los catecismos francés y holandés.
Algunos católicos se dejan llevar de una especie de pasión por el cambio y la novedad.
El mundo contempló un Pablo VI abrumado por las dificultades, viviendo en carne propia la laceración interna de la Iglesia.
En 1968 publicó la encíclica Humanae vitae, en la que afirma los principios de la moral matrimonial.
Compuso el Credo del Pueblo de Dios, bellísimo documento.
El 6 de agosto de 1978 moría en Castelgandolfo, después de 15 años de pontificado.
El 29 de septiembre fue elegido Papa Albino Luciani, que tomó el nombre de Juan Pablo I, pero su pontificado solo duró 33 días.
En el pontificado le sucedería Juan Pablo II.
Escrito sacado de la publicación “De Benedicto XV a Benedicto XVI” de Mariano Fazio