ad sidera visus

Lumen Dei, Luz de Dios, son rayos que no ciegan sino que iluminan la existencia, mediante la Creación, con “mociones” e “Inspiraciones”, o con la luz que envolvió a Saulo en su camino a Damasco.Transfiguración del Señor por Pietro Perugino, 1496. Sala del Colegio del Cambio de Perugia.

La Creación en sus Galaxias, con el Sol y la Tierra y cuanto en ella se encierra, son Luces de Dios.

Las “mociones” y las “Inspiraciones” son como chispas que iluminan el camino a seguir  por quien las ha recibido.

Esto es lo que le ocurrió a Saulo.

Muchos santos fueron llamados a seguir un camino según  una “moción” o una “inspiración” acorde con las reglas de una “Fundación”  

Así tenemos a:

Domingo y los “Dominicos”

Benito y los “Benedictinos”

Francisco de Asís que fundó los Franciscanos

Ignacio de Loyola fundador de la Compañía de Jesús.  

 

Francisco Javier propulsor de la evangelización. 

Teresa de Ávila que reformó la Orden del Carmen   

Isabel de Portugal con destacada aportación a las Clarisas  

Juan de Dios fundó los “Hermanos de San Juan de Dios”  

José de Calasanz fundador de los “Calasancios”  

Vicente Paul fundó los “Paúles”  

Antonio María Claret, fundó los “Claretianos”

Josemaría Escrivá de Balaguer, que transmitió la “novedosa”

llamada universal a la santidad

Muchas personas reciben “luces de Dios”, pero sin tener proyección exterior, es decir, para su caminar temporal.

 

                                                                     26 de julio de 2013                                                                           

La encíclica “Lumen Fidei” presenta a los creyentes luces para comprender  los misterios de la Fe.

El escrito “Lumen Dei”, que he compuesto, pretende mostrar

“luces de Dios” que iluminan la existencia de toda persona:

¿Es razonable admitir que el “Cosmos” haya surgido de la nada? Toda obra requiere quien la realice (un escrito, un escritor; una pintura, un pintor). Una obra tan amplia y perfecta, en lo inmenso y en lo minúsculo (macrocosmos y microcosmos) ha de ser Obra de Dios, Ser Subsistente, Ser sin principio ni fin.

Junto a esta Obra que admiramos, apreciamos el anhelo de felicidad sin limitación en el tiempo, que es el Cielo que sacia sin saciar.

No me cansaría nunca, pero nunca, nunca, de estar junto a tí

Una vida limitada en el tiempo y sin un amor eterno no es “vida bella”.

A la belleza de la naturaleza se añade la de la vida.