- Escrito por: Fco. Javier Barandiarán Allende
Empleo el término “iluminismo”, no en su sentido filosófico, la razón (la diosa razón) puede dominar el mundo, sino como deslumbramiento por excesiva luminosidad.
Los bienes visibles nos deslumbran con sus atractivos rayos, que como estrellas fugaces, tan pronto aparecen como desaparecen Con ese deslumbramiento quedamos cegados mentalmente para apreciar bienes invisibles, como el amor o la eternidad Los bienes visibles, como bienes, estan muy bien pero son pasajeros no tienen la permanencia de los invisibles.
El amor no tiene tiempo, como no lo tiene la eternidad.
- Escrito por: Fco. Javier Barandiaran Allende
La crisis actual es una “crisis de valores”, en otras palabras, se han invertido los términos:
Más tener que más ser. Gastar más que ahorrar. Ganar más y menos trabajar. Más abundancia y menos sobriedad. Amistades interesadas más que sentidas. Bien personal y lo de menos el bien común. Ideologías en lugar de ideales. Desvergüenza y poca vergüenza. Más comunicación para más aislamiento. Aprecio por el alto precio y no por aprecio. Procurar más comodidad y no acomodarse a la realidad. Hablar mucho y decir poco. Poner la crónica como historia. Temporalidad es lo que cuenta y no se cuenta con Eternidad El hombre es portador de valores eternos.
Vicios más que virtudes: Soberbia y no Humildad; Avaricia más que Generosidad; Pereza en lugar de Diligencia; Gula por Templanza; Ira y no Paciencia; “Desenfreno” y menos “Freno”
Se han dado de lado los verdaderos “Valores”: Lealtad; Amistad; Sinceridad; Laboriosidad; Generosidad; Sociabilidad; Honradez; Hombría; Decencia; Cortesía. Tradición; Patria; Matrimonio; Familia.
Para superar la actual crisis, para que haga “crisis”, sólo se necesita recuperar el valor de los “Valores”
- Escrito por: Fco. Javier Barandiaran Allende
La Fe es un tesoro, ya que por la Fe el hombre alcanza, lo que con la razón no puede alcanzar. Por la Historia conocemos la figura histórica de Jesús de Nazaret, que con palabras y obras de hombre enseña al hombre lo que es “el hombre”.
El hombre es un ser que fue creado, como todo lo existente por un Creador. Solo el Ser Subsistente es capaz de dar “existencia”. El hombre fue creado con una naturaleza de materia cuerpo y otra no material espíritu. Por ese espíritu aspira a una completa e indefinida felicidad.
Por la razón la vida termina con la muerte. A este pensamiento se opone el espíritu, que como no materia, permanece. Esto viene poniéndose de manifiesto en los mausoleos y en las sencillas tumbas
Si las calaveras fueran como colillas de pitillos, se tirarían. ¿Qué sentido tiene guardar fotos y recuerdos de lo perdido? ¿A qué viene ir a funerales por quien no existe? ¿A qué viene un minuto de silencio por el reciente fallecido, sino es pedir por su estado actual?
Como la vida tiene un alcance transcendente, razón es plantearse la vida con miras al posible destino. Jesús de Nazaret es el Camino, la Verdad y la Vida. La doctrina cristiana no es un código de prohibiciones, sino una ética humana llena de agradecimiento, justicia y amor.
Menos escribir y más exponer
- Escrito por: Super User
El joven es persona llena de ilusión, pero joven no lo es quien tiene pocos años, sino quien tiene ilusiones.
Ilusión por saber, por ganar, por jugar, por tener amistades, por encontrar la persona con la que compartir la vida, por formar una familia, por tener un hogar y otras muchas. Una vida sin ilusión se animaliza, es vida de instantes e instintos. De aquí la grandeza del matrimonio que es unión de por vida.
Algunas de estas ilusiones se alcanzan y permanecen, pero les falta visión trascendente para el no creyente. El creyente ha recibido la Fe, la Esperanza y la Caridad. Por la Fe cree, por la Esperanza confia, por la Caridad ama. Por la Fe sabe de dónde viene, cómo debe comportarse y a donde puede llegar. Por lo que ha recibido, por la mañana de cada día, por la jornada vivida, por el descanso nocturno y, porque es bien nacido, debe dar gracias a Dios.
Dar gracias de palabra está bien, pero es poca cosa y algo más es entregar un regalo. Pero a Dios parece no es posible darle regalo alguno, primero porque nada es de nuestra propiedad ya que todo es suyo, exceptuando la libertad de la voluntad que nos otorgó. Por tanto a Dios podemos regalarle entregando nuestra voluntad. Entregamos la voluntad cumpliendo con nuestras obligaciones aunque nos cueste e incluso sea contrario a nuestro gusto.
Esta “Alerta” tiene el propósito de advertir a nuestro pensar y actuar. Si no llega a alertar propiamente, al menos dará algo que pensar… y eso es bueno.
- Escrito por: Fco. Javier Barandiarán
El joven es persona llena de ilusión, pero joven no lo es quien tiene pocos años, sino quien tiene ilusiones.
Ilusión por saber, por ganar, por jugar, por tener amistades, por encontrar la persona con la que compartir la vida, por formar una familia, por tener un hogar y otras muchas. Una vida sin ilusión se animaliza, es vida de instantes e instintos. De aquí la grandeza del matrimonio que es unión de por vida.
Algunas de estas ilusiones se alcanzan y permanecen, pero les falta visión trascendente para el no creyente. El creyente ha recibido la Fe, la Esperanza y la Caridad. Por la Fe cree, por la Esperanza confia, por la Caridad ama. Por la Fe sabe de dónde viene, cómo debe comportarse y a donde puede llegar. Por lo que ha recibido, por la mañana de cada día, por la jornada vivida, por el descanso nocturno y, porque es bien nacido, debe dar gracias a Dios.
Dar gracias de palabra está bien, pero es poca cosa y algo más es entregar un regalo. Pero a Dios parece no es posible darle regalo alguno, primero porque nada es de nuestra propiedad ya que todo es suyo, exceptuando la libertad de la voluntad que nos otorgó. Por tanto a Dios podemos regalarle entregando nuestra voluntad. Entregamos la voluntad cumpliendo con nuestras obligaciones aunque nos cueste e incluso sea contrario a nuestro gusto.
Esta “Alerta” tiene el propósito de advertir a nuestro pensar y actuar. Si no llega a alertar propiamente, al menos dará algo que pensar… y eso es bueno.
- Escrito por: Super User
Tanto las primeras como las segundas aparentan ser equivalentes entre sí y no es así:
“Ver” es una actitud pasiva. Se ve sin querer. “Mirar” es actitud activa con ánimo de indagar. Se mira el andar de una persona pretendiendo descubrir el motivo de ese andar.
Así mismo, El “oír” es actitud pasiva. Se oye sin querer. Por el contrario el “escuchar” es actitud activa indagando el sentido de lo que se oye. “Soldado escucha” escucha los ruidos del enemigo, a fin de avisar al Capitán de los ataques contrarios. Escucha el alumno las explicaciones del Profesor para entender y aprender la lección.
Las “miradas” alcanzan un máximo en la “admiración”. Recordar aquella canción “Que bonitos ojos tienes debajo de esas dos cejas, ¿pero si tú no los dejas mirar?” ¡Cuánto vale una mirada!
Análogamente a lo escrito sobre el “ver y mirar”, se puede aplicar al “oír y escuchar”. A veces es recomendable no solo no “mirar” o “escuchar”, ni suficiente no “ver” u “oír”, sino tapar los ojos y taponar los oidos. Es interesante elevar “la mira”, es decir, tener mayor horizonte. También es recomendable no estar tan al tanto de cuanto se oye.
No pasar el día en “dimes y diretes”.
- Escrito por: Fco. Javier
Los bienes que tenemos, sean materiales o espirituales, los hemos recibido y debemos apreciarlos y transmitirlos a nuestros descendientes
De nuestros padres hemos recibido la vida y una tradición: apellidos y enfoques de la vida. No tiene sentido no apreciarlos y no transmitirlos. Lo que mucho se aprecia se guarda bien, pero no es para nuestro propio provecho sino difundirlo Las riquezas se difunden haciéndolas productivas.
De las riquezas que tenemos la de mayor valor es la fe. Esa fe hemos de reafirmarla viviendo según creencia y procurar transmitirla a los que tenemos próximos.
Los padres se preocupan de la formación de los hijos de manera que el día de mañana su vida sea confortable y llena de sentido, es decir, con una visión de más alcance que la del tiempo presente.
Estas consideraciones no son de “agua fiestas”, sino todo lo contrario, son de ánimo. Hay que hacer compatible el pensamiento de hoy y el de mañana. El hoy ya es ayer y el mañana es hoy.
Hay que diferenciar el “bien” de los bienes, las riquezas. Decía uno: “es buena familia, son ricos”. ¡Qué equivocación!
Que la riqueza no está en “el tener”, sino en “el ser”.
De acuerdo con lo que he dicho se justifica el por qué de este escrito.